Tuesday 25 June 2013

Dos estrofas de la noche.

2. A la etérea efimereidad:
Ay, desgarradora eternidad,
¿Es menester violentar un alma serena?
Acaso no sean tus largos cabellos más que tersos anhelos
Que nuestras ávidas manos cuidan.
Reniega tus alas, triste fugacidad;
Jamás podría ella confortar tu delgada figura.
Sean tus brazos cobijo de la etérea coherencia
que recogen tus labios,
Serenas ninfas en solitud.

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